Cada vez está más de moda el término turismo sostenible, pero lo cierto es que la mayoría de los turistas y viajeros no somos conscientes de lo que realmente implica. Esa ha sido nuestra experiencia hasta hace bien poco, a pesar de que se trata de una inquietud promovida desde hace ya más de 25 años a nivel mundial. Y te adelanto que, como supones, el turismo sostenible es un concepto que tiene que ver con el medio ambiente, pero hay otros aspectos que van mucho más allá de no tirar plásticos cuando haces senderismo en un destino turístico. En 1987, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) definió el desarrollo sostenible como «la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades» en el informe titulado «Nuestro futuro común» para la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. De esta forma, la sostenibilidad se puede enfocar desde tres perspectivas diferentes: 1. La ambiental, que busca preservar los ecosistemas y la biodiversidad sin tener que renunciar al progreso económico y social, ejerciendo siempre un uso justo de los recursos naturales. 2. La sociocultural, que pone el acento en la cohesión de la población y en una estabilidad de la misma, centrándose en el bienestar colectivo y no individual. 3. La económica, que se encarga de que las actividades que buscan la sostenibilidad ambiental y social se desarrollen utilizando racionalmente los recursos económicos y con el objetivo de ser rentables. Por otra parte y entrando un poco más en el tema que nos interesa, la Organización Mundial del Turismo, definió el turismo sostenible como «el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas». Por eso ahora la pregunta es, ¿qué podemos hacer nosotros como individuos para contribuir a mejorar este panorama? La respuesta no puede ser más fácil: practicar conscientemente un turismo sostenible que ayude a mejorar la vida de las comunidades a las que viajamos así como a conservar su entorno.
1. Respeta a los habitantes del destino que vas a visitar
Un destino no es nada sin su gente, sin todas las personas que lo hacen especial por un motivo u otro, así que ten en consideración a los habitantes, habla con ellos, escúchales con muchísima atención y trata de aprender algo de cada conversación, porque te pueden enseñar muchísimo. Puede darse el caso de que, por diferentes motivos (culturales, religiosos, etc.) no te guste lo que te enseñen o de que creas que tú podrías enseñarles algo también a ellos. Si es así no lo dudes, charla con ellos y coméntaselo, eso sí, siempre desde el respeto, con amabilidad y humildad. De esta forma seguro que estarán encantados de escucharte e intercambiar opiniones y sabiduría. Recuerda que el conocimiento es riqueza.
2. Infórmate sobre la cultura de ese lugar
Siguiendo en la línea del punto anterior, algo básico para comprender una sociedad y a los habitantes de una determinada comunidad es informarse sobre las costumbres locales y las tradiciones que hacen especial cada rincón del planeta. La religión, la política, la alimentación, las relaciones personales, con los animales o con el medio ambiente, la música, la vestimenta e infinidad de factores culturales más, influyen sobremanera en quiénes somos tanto como individuos como como colectivo. Además, a parte de costumbres que te gustarán y te parecerán bonitas, seguro que también habrá tradiciones u otros aspectos que te resultarán extraños o que irán en contra de tus creencias o estilo de vida, por eso creo que es mejor conocerlas con antelación para, en caso de toparte con ellas cara a cara, enfrentarlas de la mejor manera posible.
3. Apoya la economía local
Uno de los factores más importantes para la subsistencia de una comunidad, si no el que más, es la economía. Por eso, es tremendamente importante que participes de los negocios locales consumiendo sus productos de forma que tu gasto se convierta directamente en su beneficio. Siempre debes fijarte en que los establecimientos sean de producción ética, es decir, que no haya explotación humana o animal en ningún punto de la cadena de trabajo, que sean respetuosos con el entorno y que utilicen materias primas con el menor impacto medioambiental posible. Si quieres llevarte algo de recuerdo apuesta por la artesanía local, si dispones de cocina en tu alojamiento durante el viaje compra la comida en pequeñas tiendas y, en la medida de los posible, trata de consumir productos de kilómetro 0 y ecológicos tanto en mercados como en restaurantes.
4. Consume más productos de la huerta
Moderar el consumo de carne y/o pescado durante tus viajes o directamente cambiar la carne por verduras, legumbres y frutas, sobre todo ecológicas, ayudará a disminuir nuestro impacto negativo en el entorno natural del destino que estemos visitando, ya que consumiremos menos recursos al reducir la demanda de productos que está demostrado que perjudican el medio ambiente. Si eres contrario a eliminar la carne y el pescado de tu dieta durante esos días, intenta al menos informarte sobre su origen, así como el de los lácteos y los huevos que vas a consumir. La mejor opción es la carne procedente de la ganadería extensiva, de animales en semi-libertad y alimentados de pasto, la leche de vacas no sobre-estimuladas y alimentadas de forma ecológica y los huevos ecológicos o camperos (ambos de gallinas en semi-libertad).
5. Visita zonas menos masificadas
Cada vez las ciudades están más saturadas de turistas, lo que suele implicar no solo un menor disfrute del destino por parte de los viajeros sino también una pérdida de calidad de vida para los habitantes permanentes, que ven cómo las calles se llenan de gente y cómo los precios de los alquileres ascienden imposibilitando la vida normal en las zonas más céntricas de la ciudad. La responsabilidad es compartida. En primer lugar y en mayor medida por los propietarios de los pisos de alquiler que ante la posibilidad de ganar más dinero en menos tiempo no dudan en alquilar sus alojamientos a turistas. Y en segundo lugar por los turistas, que muchas veces, por gastar menos, no comprobamos que los alojamientos que reservamos cumplan con la normativa de pisos turísticos del país en cuestión. Debido a esto tenemos la responsabilidad de plantearnos de qué forma está afectando nuestro comportamiento a la hora de viajar a la calidad de vida de los habitantes del destino, si es ético el modelo turístico que se ha implantado en prácticamente todo el mundo desde hace unos años y cómo podríamos nosotros contribuir a mejorar esa situación. Mi principal recomendación es visitar localidades más pequeñas, destinos rurales o, si es posible, zonas de difícil acceso en las que el turismo aún sea un beneficio y no una lacra. De esta forma ayudarás a revitalizar zonas más deprimidas e incluso en riesgo de abandono, con mayor necesidad de gente y de dinero.
6. Cuida los recursos naturales del destino
Los recursos naturales son el bien más preciado de cualquier región, por eso es imprescindible que los cuidemos y respetemos siempre, tanto cuando estamos en nuestra casa consumiendo los del lugar en el que vivimos como cuando estamos de viaje utilizando los que “pertenecen” a otras personas. Mientras estamos de vacaciones tendemos a relajarnos y derrocharlos todavía más. Por ejemplo dándonos duchas más largas de lo habitual, gastando más plástico de lo normal (vasos, pajitas, etc.) e incluso creyéndonos con derecho a sustraer algunos como arena, conchas o piedras. Nadie te impide que en un momento determinado te des una ducha relajante que dure algún minuto más, pero debes tener en cuenta que es necesario reducir el consumo de agua, que el plástico se debe evitar en la medida de lo posible y que no puedes llevarte nada de los espacios naturales porque estarías degradando el ecosistema del lugar.
7. Utiliza medios de transporte más sostenibles
Como puedes imaginar, no todos los medios de locomoción son igual de contaminantes y no todos tienen el mismo impacto en el medio ambiente. Las mejores opciones para desplazarnos siempre serán aquellas que no precisan energía de ningún tipo para funcionar, como nuestras propias piernas o la bicicleta, que solo necesitan nuestra propia fuerza motriz. Sin embargo, es obvio que hay distancias que no son abarcables así, por lo que otra buena opción sería el transporte público (metro, tranvía, autobús, tren) y cuanto más ecológico mejor (energías renovables VS combustibles fósiles). Las plataformas de coche compartido o el barco en caso de ser un desplazamiento por río o mar también son una posibilidad, situando a los coches particulares que generalmente no van al máximo de ocupación (lo que hace que el impacto ambiental se multiplique) y al avión, en los primeros puestos de los medios de transporte más contaminantes.
8. No te salgas de los senderos identificados como tal
Puede que ni se te haya pasado por la cabeza que el hecho de salirte de los senderos marcados en las zonas naturales pueda perjudicar a la flora y fauna del lugar. Pero sí, lo cierto es que puede ser bastante perjudicial sobre todo para pequeños animales como insectos y reptiles, para todos aquellos animales que se alimenten de ellos, así como para las aves, ya que muchas veces éstas no anidan en los árboles por diferentes motivos y ponen los huevos en pequeños nidos en el suelo. Esto es especialmente importante que lo tengas en cuenta en zonas protegidas como parques naturales o reservas, donde los animales y las plantas suelen estar sujetas a algún tipo de protección especial para ayudar a su conservación.
9. Investiga a las empresas turísticas que vayas a contratar
Aquí podríamos aplicar el refrán que dice que “no todo lo que reluce es oro”, y es que muchas veces por muy buena pinta que tenga algo y por mucha publicidad que le hagan, no quiere decir que sea todo lo bueno que debería. Por eso, debes cuestionarte si aquella empresa que quieres contratar para realizar determinada actividad o aquel museo al que quieres ir cumple con los estándares para considerarla una empresa sostenible. ¿Cuáles son esos requisitos? Pues los más importante a nivel medioambiental es que sean respetuosas con el entorno (consumo de recursos, gestión de residuos, etc.), que no impliquen explotación humana o animal (zoos, acuarios, granjas…) y que aporten valor a la comunidad a la que pertenecen. También se pueden tener en cuenta otros aspectos como por ejemplo que no trabajen en lugares masificados, algo que perjudica en gran medida al medio ambiente.
10. Respeta la vida silvestre y su hábitat
He dejado para el final el apartado sobre animales no porque lo considere el menos importante respecto al Turismo Sostenible, sino precisamente porque creo que este punto influye mucho en casi todos los que he comentado anteriormente (y también porque sabía que me enrollaría un poco más de lo normal). Apartamentos Be Alicante y Hotel La Milagrosa